La explosión captada por las cámaras de la plataforma |
En el marco de la Guerra Fría, el reto del presidente norteamericano John F. Kennedy de llevar un hombre a la Luna significó el inicio de lo que se conoció como "carrera espacial". Fue una época frenética, en el que gastaron ingentes recursos, pero también en la que se hicieron enormes avances científicos y tecnológicos. Tuvo sus luces y sus sombras, y una de las más oscuras fue la del terrible accidente del cosmódromo (los soviéticos llamaban a sus viajeros "cosmonautas", no "astronautas") de Baikonur, el 24 de octubre de 1960.
Dentro de la URSS, había una feroz competencia en el marco de la investigación aeroespacial: quienes estaban en ella y cosechaban éxitos, podían contar con privilegios y honores, algo muy atractivo para todas las personas de todas las épocas. La lucha era especialmente enconada entre dos hombres, Serguéi Koroliov y Mijaíl Yánguel. Koroliov había diseñado un exitoso y eficaz lanzador, conocido como R-7, que tenía un solo inconveniente: no podía almacenarse cargado de combustible. Yánguel, antiguo subordinado de Koroliov, diseño un misil balístico, el R-16, asegurando que había solucionado los problemas del modelo anterior.
Mariscal Nedelin |
El mariscal Mitrofán Nedelin, jefe de la fuerza de misiles estratégicos, concedió prioridad absoluta a este modelo, y presionó incesantemente para que fuera lanzado antes del aniversario de la Revolución Rusa. A pesar de las protestas de los ingenieros, que veían avecinarse una catástrofe, el 21 de octubre de 1960 se llevó el misil a la plataforma de lanzamiento 41 de Baikonur. El 24 era evidente que el cohete no estaba en condiciones de despegar, pero el mariscal Nedelin ordenó seguir adelante pese a todo. A las 18:45 horas se procedió a un reinicio rutinario de un temporizador, pero esto provocó la ignición de la segunda etapa del misil, cuyos gases de escape cayeron directamente sobre el combustible de la primera etapa, provocando una explosión devastadora.
Monumento a las víctimas en la rampa 24 |
Contrariamente a la política de transparencia de la NASA, la URSS llevaba los asuntos espaciales con el mayor secretismo, por lo cual esta tragedia tardó décadas en conocerse. Hoy, en el cosmódromo de Baikonur hay un monolito erigido en memoria de las víctimas; y es tradición que los oficiales lo visiten antes de cada lanzamiento.
Mijaíl Yánguel sobrevivió, pero su carrera quedó truncada. Sin embargo, el programa no se detuvo, y el cohete R-16 logó salir al espacio tan sólo 3 meses después. La carrera continuaba.
Crédito de las fotografías: Wikipedia