Corría el año 1840 cuando J.W.Draper, usando un telescopio reflector de 5 pulgadas de diámetro, tomó la fotografía de abajo (en realidad no era tal, sino un daguerrotipo, su antecesor). Fue un paso de gigante para la observación astronómica, relegando al olvido a los laboriosos (e inexactos) mapas dibujados a mano.