Representación artística de una nova |
A todos nos suena el término "supernova". Pero hay otra explosión que sacude el Universo de manera espectacular: las novas.
En un sistema binario, formado por una enana blanca y una estrella evolucionada (es decir, que ya ha dejado la secuencia principal), se produce transferencia de masa de la compañera a la enana, debido a la transformación de aquella en gigante roja. El material atrapado por la estrella enana, y compuesto principalmente por hidrógeno y helio, es compactado en la superficie de la enana blanca debido a la intensa fuerza gravitatoria en la superficie de ésta. A medida que más material se va acumulando, se calienta cada vez más, hasta que alcanza la temperatura crítica para la ignición de la fusión nuclear. Entonces se transforman rápidamente grandes cantidades de hidrógeno y helio en elementos más pesados, en un proceso análogo al que ocurre en el núcleo de las estrellas de secuencia principal, aunque en estos casos se trata de procesos estables, que duran largos periodos de tiempo; en las novas, en cambio, es un evento violento.
La enorme cantidad de energía liberada por este proceso produce un destello de radiación electromagnética muy brillante, pero de corta duración. Este destello, que se produce en escalas de tiempo de días, dio origen al nombre nova, que en latín significa "nueva": al ocurrir una nova, los astrónomos antiguos veían la aparición de una nueva estrella en el cielo nocturno. El término fue usado por primera vez por el astrónomo Tycho Brahe al observar no una nova sino una supernova, pero no fue hasta tiempo después cuando se reconocieron las diferencias entre las supernovas y las novas, intrínsecamente mucho menos energéticas.
Una enana blanca puede generar múltiples eventos de nova, mientras siga habiendo masa disponible en la estrella compañera. Progresivamente, la estrella donante puede ver agotado su material, o la enana blanca puede producir una nova lo suficientemente poderosa como para destruir el sistema por completo.
A veces, las novas pueden ser visibles a simple vista. El caso más reciente es la nova Cygni 1976, que apareció el 29 de agosto de 1975 en la constelación del Cisne unos 5 grados al norte de Deneb (α Cygni), y alcanzó una magnitud de 2.0, tan brillante como la propia Deneb.
Las novas contribuyen a la nucleosíntesis de algunos elementos que no se producen igual que en los ciclos habituales. Estos elementos son diseminados por el medio intestelar, enriqueciendo las nubes de gas y polvo que con el tiempo formarán nuevas estrellas y planetas. Es muy probable que algunos de los átomos de tu cuerpo, lector, hayan sido formados en una nova lejana, inconcebiblemente atrás en el tiempo.