Para festejar el Día de la Tierra de este año 2012, nada mejor que las inspiradas palabras de Carl Sagan en "Un punto azul pálido", la imagen que tomó la nave Voyager 1 desde más de 6.000 millones de kilómetros de distancia, tras pasar la órbita de Neptuno:
Mira ese punto. Eso es aquí. Eso
es nuestro hogar. Eso somos nosotros. Ahí ha vivido todo aquel de quien hayas
oído hablar alguna vez, todos los seres humanos que han existido. La suma de
todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí
mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada
héroe y cada cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y
cada campesino, cada joven pareja enamorada, cada niño esperanzado, cada madre
y cada padre, cada inventor y explorador, cada maestro moral, cada político
corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y cada pecador
en la historia de nuestra especie vivió ahí – en una mota de polvo suspendida
en un rayo de sol. La Tierra es un muy pequeño escenario en una vasta arena
cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y
emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos
momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades
cometidas por los habitantes de un lugar del punto sobre los apenas
distinguibles habitantes de alguna otra parte del punto. Cuán frecuentes sus
malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de
fervientes son sus odios. Nuestros posicionamientos, nuestra imaginada
auto-importancia, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el
Universo ... Todo eso es desafiado por este punto de luz pálida. Nuestro
planeta es un solitario grano de polvo en la gran penumbra cósmica que todo lo
envuelve. En nuestra oscuridad -en toda esta vastedad-, no hay ni un indicio de
que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros
mismos. Dependemos sólo de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo
conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el
futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar,
aún no. Nos guste o no, en este momento la Tierra es donde tenemos que
quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad, y yo
añadiría que formadora del carácter. En mi opinión, no hay quizá mejor
demostración de la locura de la soberbia humana que esta distante imagen de
nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos
los unos a los otros más amable y compasivamente, y de preservar y querer ese
punto azul pálido, el único hogar que jamás hemos conocido.